Imposible vivir así

IMPOSIBLE VIVIR ASÍ. Enrique López y Miguel López.
Edición de los autores. 2014. 182 págs. Reedición revisada, Sílex, 2016, 173 págs.



“Todo sobre el adiós de The Band y la película más musical de Martin Scorsese”, dice el subtítulo en portada. Esperas encontrar, por tanto, dos cosas: el qué pasó realmente para que The Band dijera adiós, y el cómo se gestó y filmó la película (o documental, ¿dónde está la frontera?) que da testimonio de ese adiós. Pero es más que eso, es un viaje de ida y vuelta entre el último vals de The Band y un sentimiento antiguo y perdurable que anidó en muchos de nosotros en un tiempo ya lejano, un viaje que te lleva página tras página a revivir esas emociones que brotaron el día en que, por primera vez, viste en la gran pantalla a Robbie Robertson preguntando “¿todavía estáis ahí?”. Todo eso vuelve leyendo el adiós de The Band, que es quizá un símbolo de muchas otras cosas, de un mundo que ya no existe, aunque algunos de sus protagonistas, no todos, todavía estén con nosotros. “Imposible vivir así” se alimenta de tal modo de la esencia de “The last waltz” que se superpone a ella y del mismo modo que Scorsese entreveraba cortes del concierto con entrevistas que retrataban el alma de los músicos, Miguel López intercala en su comentario de la película detalles biográficos y anécdotas que, sin romper el ritmo de la narración, ilustran a cada uno de los que por allí aparecen, y son muchos. Con el buen gusto además de no ahondar más de lo necesario en las rencillas y discrepancias habidas entre unos y otros, de mantener una elegante neutralidad, porque al fin y al cabo, ¿hay alguien que tenga toda la razón? “Imposible vivir así”, al igual que lo era “The last waltz” es, ante todo una celebración. Y cuando te vas a dar cuenta has terminado el libro y estás leyendo la respuesta a la pregunta de Robertson: sí, Robbie, han pasado 40 años y muchos todavía seguimos aquí. E irremediablemente, no importa si la viste hace poco, te vas a la estantería y sacas de su estuche la película, una vez más.