Lou Reed. Catálogo irracional

LOU REED. CATÁLOGO IRRACIONAL. Ignacio Julià.
Alternia. 2015. 264 págs.
Tenía este libro aparcado desde que se publicó, con ese "¡Espero que lo disfrutes!" anotado por el autor en la primera página pendiente de hacerse realidad. En su día lo abrí, lo hojeé y al ver que cada capítulo se basaba en una canción y que no todas aparecían en mi colección, pospuse la lectura hasta completar la lista. Error, ése es el mejor modo para no leer nunca el libro y además no hace falta, porque la prosa de Julià te lleva al corazón de cualquier canción aunque no la conozcas, del mismo modo que te hace estar inmerso en un concierto al que nunca fuiste o revivir sus encuentros personales con Lou Reed como si tú hubieras participado también de ellos. Esto último es también uno de los valores de esta aproximación a la vida y obra del neoyorquino, la proximidad entre el cronista y el mito, el pálpito que nace de esa admiración juvenil con la que arranca el primer capítulo y que dará lugar con el tiempo a una relación de amistad. "Lou Reed. Catálogo irracional" no es una biografía pero puede leerse como tal, entre otras cosas por la secuencia cronológica de las canciones que sirven de excusa a la narración. No es completista, para eso se necesitarían ochocientas páginas, y lo agradezco porque los libros largos me aburren. Es un recorrido vital que implica al propio autor y que nace del vacío, de ese momento en que uno se da cuenta de que el otro ya no existe, que no va a haber otro concierto, otra cena juntos. El personaje aparece en toda su crudeza desde el primer título ("Lou Reed es un gilipollas"), y a lo largo de los siguientes se nos desvela su humanidad, sus contradicciones personales, su búsqueda de la belleza, su pasión artística. Julià nos lo presenta como el gran retratista que fue de los marginados, pero también como el exorcista de sus demonios y el creador vulnerable que en ocasiones sorprende por su ternura. El amplio recurso a las charlas del autor con gentes como John Cale, Sterling Morrison, Lenny Kaye, Fernando Saunders o Greil Marcus, enriquece la información, y hace de este catálogo irracional una obra en la que lo objetivo y lo subjetivo crean un espacio único.