Rolling Stones: Cómo se hizo Sticky Fingers

ROLLING STONES: CÓMO SE HIZO STICKY FINGERS. Javier Cosmen Concejo.
T&B. 2014. 215 páginas.

Es curioso cómo el tono narrativo de Javier Cosmen se adapta al objeto de su narración. Si en su reciente obra "La Quadrophenia de Pete Townshend" su prosa parecía dirigida -sutilmente, eso sí - a que sintieras de cerca la zozobra personal del músico británico, en este otro libro, que le precedió en el tiempo, Cosmen corta con limpieza capítulos, epígrafes, párrafos y frases para acercarse a ese álbum que muchos consideran (yo también) el disco cumbre de los Rolling Stones y al que algunos reprocharon que sonara demasiado bien, que fuera (casi) perfecto en su producción, como si eso le hiciera ajeno al espíritu de la banda. El libro transfiere esa misma sensación, te lleva por sus páginas con facilidad a pesar de los saltos temporales que sin previo aviso lo salpican, te hace entrar en el contexto del disco sin tropiezos, a pie llano y sin darte cuenta hasta que ya estás dentro y viviendo ese momento único en el que los 60 del siglo XX se convertían en los 70. Para la banda londinense hay un antes y un después de esa divisoria, y Cosmen se fija también en esos años en los que "Beggars Banquet", "Let It Bleed" y "Get Yer Ya-Ya's Out" certifican el adiós de Brian Jones y la llegada de Mick Taylor, y en los años inmediatamente posteriores a "Sticky Fingers", en los que la inercia creativa deja su huella en "Exile On Main Street" y en menor medida en "Goats Head Soup".  En ese período suceden muchas cosas que marcan el camino de los Stones, y Cosmen las trae todas ellas a formar parte de un hilo argumental que extrae de múltiples fuentes ya conocidas (para quienes las conocen, claro) y dota de sentido a una historia que merece ser leída. Cambios de mánager, de discográfica, de guitarrista, el diseño del famoso logo, las mujeres que pasan por la vida de Jagger y que calan en sus canciones, el dúo Richards - Pallemberg y el dúo Richards - Heroína, la presencia fugaz de Ry Cooder y su influencia en el disco, el verdadero papel de Taylor como compositor, la parada inicial en Muscle Shoals... No es este un libro de anécdotas sino de hechos, los que explican ya no solo un disco enorme sino el salto adelante de una banda que en esos días dio forma a su futuro: en él no alcanzarían las cumbres de "Sticky Fingers" pero ya nunca más se bajarían de su nube.

Blues de la Frontera

BLUES DE LA FRONTERA. ANARQUÍA Y LIBERTAD DE LOS AMADOR. Marcos Gendre.
Efe Eme. 2018. 244 páginas.
Hay libros que se parecen a una película y hay libros que se parecen a un documental. Hay otros incluso que se parecen a un noticiario. Desde esa perspectiva fílmica, el libro de Marcos Gendre es un documental con vocación de película. Lo segundo porque cuenta una historia muy viva, lo primero por la técnica que emplea para narrarla. Esa historia es la de los hermanos Amador en los años inmediatamente anteriores a "Blues de la frontera" y durante su gestación; pero no solo la de ellos (con quienes no conversa Gendre) sino también la de los testigos de que se sirve para contarla; y es un poco también la historia de una España que estaba cambiando y de una Sevilla que estaba traspasada de contradicciones, que hacía del contrapunto su sentido para salir adelante (deliciosa la mixtura entre lo gitano y lo hippy, donde se borraban las fronteras, y el libro está salpicado de anécdotas muy disfrutables en ese terreno). La barriada de las Tres Mil, Camarón, Hendrix o Prince son algunos de los elementos que explican una propuesta, la de los Pata Negra, que marcó un antes y un después (hubo otros, claro, como el que protagonizara el propio Camarón, España mudaba de piel a velocidad de vértigo, pero este es el que interesa al propósito del libro). La crónica oral es un ejercicio arriesgado, puede quedar en la mera yuxtaposición de pedacitos de entrevistas, un corta y pega donde el autor nada aporte. No es el caso. Marcos Gendre maneja con habilidad la ingente cantidad de material, lo trocea y lo recoloca en los lugares precisos para que el ritmo de la lectura sea ágil. Por otra parte, Gendre no es un simple montador, es autor, no solo porque es él quien extrae ese material mediante entrevistas personales sino porque además aporta su propia visión al paso que engarza las palabras de otros. Lo hace con medida, sin excederse, como si temiera asumir demasiado protagonismo, pero su marca queda ahí, y también en ese lenguaje barroco que lleva la escritura hasta el límite de los significados (véase, por ejemplo, esa frase: "la música aviva el fuego del acervo lorquiano, ya sea surcando el cante como también los diferentes planos instrumentales enjaretados al galope de tan sabroso zurcido melódico"). Anarquía y libertad de los Amador, un subtítulo que viene a definir si se quiere también este libro en apariencia anárquico y gozosamente libre.

Gene Clark. Vuela hacia el sol

GENE CLARK. VUELA HACIA EL SOL. Álvaro Alonso.
Lenoir Ediciones.  2018. 234 páginas.


Uno de los atractivos de la creciente oferta de libros musicales es que son tan variados como la propia música. Hay libros que se leen con la cadencia de un blues y otros que te arrastran como una oleada de free-jazz; los hay enciclopédicos y los hay monográficos; unos son crónicas distantes y otros están escritos desde dentro de la historia; algunos se quieren objetivos y otros no disimulan su subjetividad. Y en concreto el libro de Álvaro Alonso es un asombroso ejercicio de arqueología, que desentierra al completo a un músico que falleció hace tres décadas y nos lo hace presente con todo lujo de detalles, una reconstrucción histórica de un actor secundario del escenario de la costa Oeste que nos permite conocer las causas por las que este artista genial, poseído por el don de dar vida a excepcionales canciones, no obtuvo el reconocimiento que merecía. Alonso describe la lucha de egos en The Byrds, las trampas y el desdén de McGuinn y Crosby hacia el chico de Missouri, su paso por la banda que abandonó tras los primeros éxitos y a la que regresó ocasionalmente cuando le necesitaron; pero también el carácter descontrolado y autodestructivo de Clark, ese punto rebelde de su sangre india que le llevó más de una vez a tirarlo todo por la borda. Todo esto nos lo cuenta basándose en testimonios muy próximos, de su propia familia y de amigos con los que creó su música, porque Alonso cruzó América durante un año con su grabadora en el bolsillo, visitando a las gentes y recalando en los lugares de la vida de Clark. Con precisión milimétrica y una abundancia de datos que exige una lectura reposada y sin prisas, este libro documenta la tragedia de un músico que, como apunta el autor, vivió para componer, tocar y cantar, sin preocuparse del éxito, que igual actuaba ante miles de personas o en un bar a cambio de las consumiciones, que nunca buscó los motivos de lo que hacía. Alonso, que es doctor en filosofía, podía haber caído en el error de filosofar sobre Gene Clark, pero como es sabio no lo hace sino que nos pone ante la realidad y deja que seamos nosotros los que veamos el alma de su personaje.

La Quadrophenia de Pete Townshend

LA QUADROPHENIA DE PETE TOWNSHEND. Javier Cosmen Concejo.
Lenoir Ediciones. 2018. 160 págs.

Me gustaban The Who, sí, pero ¿a quién no? Sin embargo Quadrophenia nunca me interesó, más allá de esa espléndida portada, y el asunto de los "mods" me parecía una cosa tan exótica como ser del Rayo Vallecano, o sea, que no tenía nada que ver conmigo. Vi la película, sí, pero ¿no la vimos todos? Con estas premisas, éste difícilmente iba a ser el libro que estaba esperando este año, pero...  con esa portada tan intrigante y quadrofénica ¿por qué no leerlo? Y lo he leído, afortunadamente, porque en ese título en apariencia limitativo está sin embargo toda la historia de una banda, The Who, y de un hombre, Pete Townshend. Una historia que tiene mucho de musical pero que no puede entenderse sin otras líneas que cruzan por ella: el decidido planteamiento de vinculación con la sociedad de su tiempo, la búsqueda de la felicidad, la exorcización de los demonios personales. Javier Cosmen traza el itinerario que lleva a Townshend a utilizar la música como catarsis, por un lado, y por otro como vehículo de comunicación con un público con el que se siente identificado. The Who dejan de ser una banda de singles e incluso una banda de LPs para aspirar a algo más alto, que puede parecer pretencioso incluso, y que se traduce en la articulación de su mensaje a través de óperas-rock. "Tommy" será la primera y la que les dará crédito prácticamente ilimitado, pero "Quadrophenia" es el núcleo donde la idea de Townshend late más en lo hondo. Por eso el libro de Cosmen gira sobre ella y a través de ese doble disco de gestación complicada y presencia perdurable nos presenta una radiografía de los miedos y las pesadillas de su autor, de su deseo de trascendencia, de su búsqueda del yo interior, su introspección espiritual, sus excesos, su caída en el pozo del alcoholismo, y, necesariamente su relación con tres compañeros de viaje, Roger Daltrey, John Entwistle y Keith Moon, tan humanamente llena de afecciones y desafecciones. No es un libro sobre The Who, esa banda descomunal que ha llenado de rock medio siglo con menos de una docena de discos, pero en él puedes saberlo casi todo sobre ellos. Es, ya lo dice, un libro sobre Pete Townshend y su quadrofénica y atormentada mente. Porque la mente, que lo es todo, es su obra.

Música para vivirla

MÚSICA PARA VIVIRLA. Ana Hortelano y Miguel López.
Edición de los autores. 2018. 146 págs.
Miguel López, narrador habitual de grandes epopeyas, nos ofrece en este libro relatos breves, algunos brevísimos. Son las crónicas de un puñado de conciertos, entre el 2013 y el 2017, casi en su totalidad en pequeñas salas, ésas que hacen que la noche madrileña se llene de música con una frecuencia envidiable y envidiada. Publicadas cada una de ellas en su momento en "Dirty Rock Magazine", esta circunstancia no resta interés a la obra; al contrario, su recopilación permite seguir ese itinerario irrenunciable del autor en pos del grial para descubrir, tal vez del mismo modo que él lo hizo, que se nos revela en cada concierto y se esfuma cuando acaba para que lo sigamos buscando. Algo queda de esa visión y son los textos, que describen con precisión el misterio revelado, y las fotografías de Ana Hortelano, excelentes aproximaciones al espíritu de la música y al alma de los músicos (véase, por ejemplo, ese blanco y negro de la página 88, en el capítulo dedicado a Sleepy Roosters). Este libro que habla de música para vivirla nos enseña también a mirarla a través de esas imágenes, capturadas con medios de aficionada devota, y que por esa razón transmiten un sentimiento que coincide con nuestra propia mirada, la de los que estamos al pie del escenario. Es una crónica cercana, una turbulencia de acordes y luces, de cervezas y sonrisas, de gentes que se encuentran para volverse a encontrar. Miguel López lo cuenta con desenfado, mostrando de vez en cuando su lado canalla, guiñándote un ojo en la vuelta de una frase, y al mismo tiempo sembrando la página con unos pocos datos, los justos y ni uno más, el necesario apunte biográfico o discográfico de los músicos. Destaca la atención especial a artistas españoles o afincados en España, músicos excepcionales desconocidos del gran público, que al menos aquí encuentran un reconocimiento, en un índice inexistente en el que hay grandes nombres como Graham Nash o Van Morrison. Una lectura recomendada para los que viven la música en cada concierto, enhebrada con capítulos muy cortos, como el dedicado a Jonathan Wilson que abre el libro, y otros que se extienden a lo largo de varias páginas. Nada, pues, se somete a medida en la narración, y así el libro gana en espontaneidad, brota con la música. 

Pasión no es palabra cualquiera

PASIÓN NO ES PALABRA CUALQUIERA. EPIFANÍAS DE ROCK & SOUL. Joserra Rodrigo.
La Fábrica de libros. 2017. 292 págs.
Es éste un libro extraño. No es una autobiografía pero en cada página el autor habla de sí  mismo. Incluso podría decirse que habla de él en cada párrafo, en cada frase. ¿Y a quién le importa la vida de Joserra Rodrigo, un chavalote de Bilbao, de cincuenta y tantos, abogado a ratos, musiquero a tiempo completo? A sus amigos, seguro, y en Facebook tiene 3.055, aunque ya sabemos que a veces los números de la red social solo esconden soledad. Ojalá esos tres mil compren el libro, no porque sean quizá sus amigos, sino porque es una maravilla hecha palabra. Y dibujo, porque las ilustraciones de Cayetana Álvarez son para hacerse un poster con cada una de ellas (y son muchas) y colgarlas en la pared de ese sitio sagrado donde oyes música en tu casa. Pero volvamos a la palabra, porque en el principio fue el verbo, y el origen de “Pasión no es palabra cualquiera” está en textos que Joserra Rodrigo fue diseminando por sus blogs desde hace años, ahora convenientemente revisados. En ellos hay crónicas de conciertos escuchados, llorados y bailados, anunciaciones de discos nuevos y regresos emocionados a discos de otro tiempo, hagiografías de media página en las que el milagro se revela en la escucha de un acorde, necrológicas fulminantes como epitafios, listas de nombres esculpidas en tablas mosaicas, aleluyas y hosannas o, como dice el subtítulo, epifanías de rock & soul. Todo desordenado, caótico, como la vida y el amor, e inmensamente bello. Como la vida, como el amor. Por estas páginas se suceden las canciones que han marcado momentos en su corazón, con las que ha amado, ha sufrido, ha gozado, ha peleado y, en suma, ha vivido; y también los músicos con los que ha establecido una relación emocional intensa, en algunos casos personal incluso (véase Danny Wilson o The Fakeband), siempre afectiva, y a los que muestra una lealtad primaria (ahí está esa frase respecto de Dylan: “debes agradecer siempre a quien te ha educado”). A veces desbocado en la admiración superlativa, a veces contenido y, por emplear un término muy suyo, mimosín, nos cuenta todo lo que le emocionó y nos recomienda esos discos, esas canciones, esos músicos, porque está seguro de que a nosotros nos puede pasar lo mismo, si es que no nos ha pasado ya. Con un lenguaje que está a años luz de la tendencia habitual de los blogs de música, con hallazgos insólitos como la descripción de ese disco de Arthur Alexander que es “como un beso en la nuca”, coloquial sin perder altura, literario sin escatimar naturalidad, nos regala algo más que su experiencia vital y su acercamiento personal a esas referencias musicales: la certeza de que la vida sin pasión es menos luminosa, infinitamente más pobre. Joserra Rodrigo no escribe en este libro sobre música: escribe sobre la vida. Y la vida está llena de pasión y de música.

Kate Bush, los dominios de lo invisible.

KATE BUSH. LOS DOMINIOS DE LO INVISIBLE.
Juan J. Vicedo. 66 rpm edicions. 2017. 180 págs.

He dejado correr algo más de un año desde que se publicó el libro cuya escritura me ha implicado más con el personaje del que hablo, lo que no es poco viendo los precedentes. Por eso, una vez más, dejaré que sean otros los que transmitan sus impresiones. Fidel Oltra, para Muzikalia (revista que lo eligió como uno de los 10 mejores libros de 2017), fue el primero: "El autor revisa la trayectoria artística y vital de una creadora inconformista y lo hace con su estilo a medio camino entre la divulgación y la literatura. Tarea complicada pues Kate Bush no suele dar muchas pistas sobre su mundo más allá de las que va diseminando en sus canciones". Miguel López, en el programa de radio El Marcapáginas, lo calificó de "libro delicioso, con un lado creativo importante, que engarza con pasión y belleza los comentarios biográficos en cada una de las canciones". En Onda Cero (Julia En La Onda, de Julia Otero) Nuria Torreblanca se hace eco del libro sobre "una de las grandes, de las más respetadas y en Inglaterra un mito". Carlos Pérez de Ziriza, en Efe Eme, dice: "Exprime de forma brillante todos y cada uno de los recovecos y de los pliegues ocultos tras sus canciones, conjugando el tono analítico con un registro que ronda lo literario y que no es gratuito. Precisión y sensibilidad que solo un profundo conocedor y amante de su obra puede destilar". Rogelio Fenoll, responsable de Cultura de Información de Alicante, dijo en su presentación del libro lo siguiente: "Sentimental, emotivo, hecho con pasión, es su libro mejor escrito, se enfrenta a él, el tercero, que siempre es el más complicado, y le sale redondo. Se puede leer como si fueran pequeños cuentos, es poesía, es narrativa, es biografía. Lo puedes leer como quieras, en orden o abriéndolo por cualquier página". Joserra Rodrigo, divulgador musical y escritor,  resumió sus impresiones con palabras de gratitud: "gracias por un libro tan sentido sobre Kate, he aprendido mucho". Jordi Planas, para Rock On, destaca "la visión de Kate Bush, a su manera, como el último exponente del romanticismo inglés". Burkhard Giesen, en Morning Fog, web del club de fans alemán, describe el libro como "un viaje personal que permite descubrir lo que Kate Bush ha dejado de su alma en su obra musical". Raúl Peña Nalda, cineasta y escritor, lo definió como "un magnífico libro sobre la vida musical de Kate Bush". Jordi Bianciotto, en Rockdelux, comentó: "Su lectura te hace revivir el mundo de sueños y abstracciones de Kate Bush, sus desnudos emocionales y, también, sus pasos en falso. Intenso y documentado viaje, a sabiendas, como desliza el autor, que Bush es como el número pi, en el que siempre nos quedará un decimal por descubrir." La revista Enderrock recomendó el libro como regalo del día de Sant Jordi, con estas palabras: "Se repasan de manera apasionada sus canciones, en un viaje a las luces y las sombras de la compositora británica envuelta de misterio durante tantos años". Miquel Hernandis, para El Mundo, habla de "la crónica, que tiene mucho de sentimental, de una de las cantantes más fascinantes del pop". Y Toni Castarnado, autor del prólogo, se refiere al libro en Mondosonoro como "una maravilla canción a canción".

La cara oculta de la luna

LA CARA OCULTA DE LA LUNA. LAS 50 PORTADAS ESENCIALES DEL ROCK. Xavier Valiño.
Milenio, 2016. 324 páginas.

No sabía muy bien qué me iba a encontrar en este libro de sugerente título y tajante subtítulo. Imaginaba algo así como página izquierda luciendo portada mítica de disco (las dimensiones, 22x22 cm parecían encaminar a ello) y página derecha con datos curiosos sobre la misma. Nada de eso. Las portadas igual están en las pares que en las impares, y como mucho ocupan un cuarto de página. Los textos, por el contrario, se alargan hasta las seis páginas; eso sí, adornados profusamente con fotografías que en algunos casos guardan relación directa con la portada y otras veces tangencial, aunque siempre interesante. Y lo que pierde en visual esta obra lo gana con creces en información. Xavier Valiño hace un trabajo de investigación serio y lo traduce en un relato ameno de 50 momentos significativos del rock, esos 50 discos que, esenciales o no por sí mismos, trajeron portadas sorprendentes, diferenciadoras. Algunas han pasado a la Historia por sus propuestas rupturistas (así "Go 2"), otras por su complejidad de ejecución que las llevó a ser efímeras (como "The Velvet Underground & Nico" o "Catch a Fire"), otras por la riqueza de su planteamiento pictórico o fotográfico (véase "Horses" o "A broken frame"), y todas porque fueron capaces de captar nuestra atención y hacer que compráramos los discos. Valiño narra no sólo las circunstancias que rodearon esos trabajos artísticos, sino que los dota de contexto musical y personal de los músicos, y, más allá todavía, se adentra en la vida y obra de los artistas gráficos, construyendo pequeños episodios biográficos muchas veces inesperados. La galería de personajes es tan cromática como las propias portadas y él le saca buen partido. El encuentro de Martin Sharp con Clapton que daría lugar a la portada de "Disraeli Gears", el escurridizo Marcus Keef autor de la de "Black Sabbath", el mundo fascinante de Mati Klarwein ("Abraxas") son solo algunos ejemplos de este mosaico bien ensamblado, que es a la vez una crónica de nuestro tiempo y del encuentro entre dos artes, la música y el diseño gráfico. Una obra tan recomendable que merece una segunda parte, ésa en la que estén esas otras portadas esenciales, las mías: "This year's model", "Goat's Head Soup", "Yessongs", "The Freewheelin'", "Blind Faith", "Born to run", "Shoot out at the Fantasy Factory", "Bat out of Hell"...

3 minutos de magia

3 MINUTOS DE MAGIA. UNA HISTORIA DEL POWER POP Y LA NEW WAVE.  Carlos Pérez de Ziriza. Efe Eme, 2018. 341 páginas.

Carlos Pérez de Ziriza parece encontrarse a gusto en esos territorios sin fronteras claras, donde un mojón puede estar aquí o bastante más allá, donde las lindes se ensanchan o estrechan según quien reclame. Lo hizo en 2017 con su libro sobre la música indie, que es como una ameba, algo cuyos contornos son difíciles de definir, y lo repite ahora con el power pop, un género igualmente amplio e impreciso, tanto que en el prólogo colectivo Jeff McDonald se remonta a The Small Faces y Pablo Carrero descarta a Teenage Fanclub. Hablamos, por ceñirnos al consenso generalizado, de "melodías imbatibles y riffs vigorosos" o como dice el título del libro -¡qué título más bien elegido!- "3 minutos de magia". Ahí Pérez de Ziriza es generoso, y debemos agradecerle esa opción, porque de ese modo tenemos reflejadas en algo más de 300 páginas a una buena colección de bandas que han hecho que este mundo sea mucho mejor gracias a sus aportaciones llenas de vitalidad, a planteamientos que nos llevan por el lado soleado de la calle. Una parte importante de esta obra se dedica a la new wave, por su condición de catalizador necesario -dice el autor-, y lo cierto es que esos breves años de eclosión del fenómeno destilaron la esencia del power pop con mucha música que no hemos olvidado ni queremos olvidar. Todo ello lo revisa Pérez de Ziriza en una treintena de capítulos que, a tono con la música que nos cuentan, se leen rápido y disfrutando, estructurados a base de escoger los nombres más relevantes, dedicarles una página y completarlo con una selección de discos en cada caso. A veces nostálgico, a veces solidario con los que no triunfaron, a veces divertido (su fobia a Sting, por ejemplo), documentado y conciso siempre, "3 minutos de magia" es una obra de descubrimiento para los que no conocemos todo, y de consulta para cualquiera que tenga interés por saber quiénes son esos músicos empeñados a lo largo de los años en "la búsqueda eterna de la canción perfecta". Escrita con su característico verbo fácil y sin más pretensiones que documentar debidamente un género que ama, destaca la capacidad descriptiva de Pérez de Ziriza y cómo, haciendo lo mismo que ya ha hecho antes, sortea esa trampa para escritores, la más feroz quizá: la de repetirse. Esto que él hace es, también y de otro modo, power pop.

Historia de la Música Disco

HISTORIA DE LA MÚSICA DISCO. Luis Lapuente.
Efe Eme, 2017. 325 páginas.


Hay una generación en España que llegó tarde al soul, que medio se enteró del funk y que cuando se dio de bruces con la música disco, en vez de celebrarla, la desdeñó como música de consumo, hortera y bailonga. Hablo de mi generación y por supuesto me incluyo. Pero todo eso lo hacíamos de puertas afuera, porque cuando sonaban en la radio esas canciones nos poníamos en movimiento. Nos las sabíamos todas, aunque no quisiéramos reconocerlo y solo habláramos de Lou Reed, y de los Rolling Stones (a los que les fingíamos perdonar lo de "Miss you" o "Emotional Rescue"). Quiero decir con esto que el libro de Luis Lapuente, aunque solo fuera por ese motivo, es bienvenido. Porque saca del armario todo lo que escondimos, reivindicando un género glorioso, festivo, hedonista. Y lo saca con todo lujo de detalles, con esa sabiduría enciclopédica que abruma en un autor que al mismo tiempo es apasionado, que conjuga la precisión milimétrica de los datos con la intensidad narrativa. "Historia de la música disco" es un título que pudiera parecer rutinario, de ésos con los que una editorial puede hacer una colección de como poco dos docenas de volúmenes. Y sin embargo es el título que cuadra a esta obra, porque Lapuente escribe en él la crónica social y musical de un tiempo que duró lo justo, que ardió como una llama y se extinguió, y que él rescata con acierto. Sitúa el origen de la música disco en el contexto socialmente marginal de los homosexuales, los negros y los latinos, y en la concepción de la vida como una fiesta sin fin en la que todo lo que transcurra fuera de las discotecas es secundario. El recorrido por la música que se genera en esa explosión cultural captura la diversidad del movimiento disco, con su deslumbrante ramificación en Europa. Funciona el libro no solo como crónica sino en muchos otros niveles: breves pero completas biografías de los principales representantes del género, selección comentada de discos y diccionario de artistas convierten además a esta "Historia de la música disco" en una fuente de datos en la que indagar, en una colección de álbumes en la que seguro que nos queda a todos mucho por explorar. La cuidada edición de Efe Eme lo ilustra con una buena remesa de fotografías, que evidencian, en eso nos podemos reafirmar, hasta qué punto eran todos unos horteras de mucho cuidado.