ELVIS. EL REGRESO. Eduardo Izquierdo.
Lenoir Ediciones. 2018. 154 páginas.
Dije en alguna otra ocasión que los libros de Eduardo Izquierdo parecen hechos para leer en los trenes. De nuevo me ha sucedido, también este tiene ese ritmo y esa cadencia que se compadecen bien con la continuidad del paisaje y los hitos de las estaciones. Además es muy breve, en su núcleo de algo menos de cien páginas nos cuenta la historia, una crónica interesantísima de los días en que Elvis resolvió tomar el mando de su carrera, ante la disyuntiva de seguir siendo el Rey o perderse, quizá para siempre, en el olvido. Elvis aparece retratado en sus inicios, un retrato necesario para comprender cómo vendió su alma al Coronel Parker y para acompañarle a través de los meses en que le echó un pulso para recuperarla, y lo ganó. Izquierdo consigue sin esfuerzo que empatices con él, que su lucha sea la tuya, nos presenta un rey humano, ahogado por la maquinaria de hacer dinero a su costa, un muchacho del sur que ama la música por encima de todo. Vemos sus titubeos y su empeño en renacer, su humildad y su grandeza. Alguien a quien ya nadie reconoce por la calle a finales de los 60, alguien que sentado al piano en el estudio pide ayuda para tocar el Claro de Luna. Alguien también que no pudo evitar el esmoquin en el programa de televisión de Sinatra pero es capaz de rechazar la tentación de vestir el traje dorado que le ofrecían para su propio show televisivo. Finalizado el relato, Izquierdo nos introduce a modo de epílogo en la grabación de los discos posteriores que darían crédito ilimitado a ese golpe de timón, y suma como despedida un compendio de opiniones de músicos a los que preguntó sobre el "Comeback Special". Una coda para salir despacio de un libro en el que solo un editor creyó - el autor lo constata amargamente en la página de agradecimientos -, y que certifica un mito que no es posible olvidar.
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