Mick Wall, que es un veterano del oficio y un superventas, tenía muchas posibilidades a la hora de escribir sobre Hendrix. El acceso a testigos (los que quedaban vivos), el recurso a abundantes fuentes bibliográficas, su talento como escritor, su dedicación al periodismo musical y la mística del personaje daban mucho de sí. Podía Wall haber optado por un relato novelado, por una biografía salpicada de crítica musical, por una historia oral o por un libro de entrevistas, y de entre todas esas opciones no se decidió por ninguna. "Two Riders Were Approaching. Vida y muerte de Jimi Hendrix" es el curioso resultado de esa elección que contiene todas las elecciones. Da la impresión de que su editorial española ha querido contribuir a esa mezcolanza manteniendo medio título en su lengua original y traduciendo la otra mitad. La portada, tan psicodélica y sesentera ella, anima a entrar en el libro, y la ágil pluma de Wall empuja a devorar sus páginas, un errático relato que fluye desordenado en el tiempo, y que de esa sorprendente manera consigue acercarse al personaje, a su errabundo deambular por el cosmos encerrado en su cabeza y en su música. Hay continuos flash backs, saltos en la narración, cortes abruptos para insertar entrevistas íntegras con diferentes dosis de acierto, dispersión antes de volver al núcleo. El texto de Wall es un intento de apresar caleidoscópicamente veintisiete años de un alma atormentada, de arrojarlos contra el telón de fondo de una época agitada que cambió la expresión del rostro de los Estados Unidos y de Inglaterra. El lenguaje con el que está escrito es el del periodista que afina su lápiz pero también es el de las calles de Londres y el de los negros norteamericanos, esos que no consideraban a Hendrix uno de los suyos porque tenía sangre india y se juntaba con músicos blancos. Wall es espectador y es protagonista, llama al escenario a todos quienes desfilaron por él en aquellos años: los músicos, las chicas, los managers, los mafiosos. Con todo ello construye un brumoso pastiche en el que, con trazos de intriga policíaca, siembra la idea de un pérfido plan en el que Hendrix es un muñeco en manos de otros y su muerte no es accidental. Así empieza y así termina el libro, y entre medio brota con todos sus colores la vida de un músico que luchó contra su propio mito, que veía en su música los dos lados del arco iris.
Este lugar tiene que ver con la música, y con lo que nos conmueve de la música.
Two Riders Were Approaching
TWO RIDERS WERE APPROACHING. VIDA Y MUERTE DE JIMI HENDRIX. Mick Wall.
Alianza, 2020. 375 págs. Trad.: Ana Pérez Galván.
El poder de las preguntas
EL PODER DE LAS PREGUNTAS. Miguel López.
Sílex, 2020. 396 pags.
En "El poder de las preguntas" Miguel López habla de pintura y escultura, de cine y literatura, de ciencia y de religión, de Historia y de filosofía, de alta y baja política, y también, cómo no, de música y músicos: el jazz, el blues, Miles Davis, Javier Krahe, Bob Dylan, Robbie Robertson, Compay Segundo, Pops Staples, Lennon y McCartney, Van Morrison, Fréhel, El Cabrero, Kiko Veneno y los Amador, Big Mama Thornton y Burning aparecen como protagonistas de algún capítulo, de alguna pregunta. Son artículos publicados a lo largo de los años en el diario "El Adelantado de Segovia" y revisados para su compilación, formando así un corpus en el que se pasa revista a nuestra sociedad contemporánea y a sus cimientos, siempre partiendo de una pregunta, que puede ser retórica, huella de una curiosidad no resuelta y tal vez imposible de resolver, motor de una historia o pie para una reflexión. Preguntas que hielan la sangre, como la que formuló Hitler antes de invadir Polonia ("¿Quién habla hoy de la aniquilación de los armenios?"). Preguntas que causan inquietud, más aún en estos tiempos ("¿Es la curación de los pacientes un modelo comercial sostenible?"). Preguntas que hablan de la condición humana y de sus gloriosas debilidades ("¿Qué belleza se puede comparar a la de una cantina a primera hora de la mañana?", del novelista Malcolm Lowry; "¿Dónde está mi fe?", de la Madre Teresa de Calcuta). Preguntas que indagan en la esencia inaprensible del arte ("¿No es lo único estable la persistencia de la inestabilidad?", de Eduardo Chillida; "¿Puedes sentir el silencio?", de Van Morrison). Miguel López extrae riqueza de cada interrogante y aprovecha los pocos párrafos de cada capítulo para ilustrarnos con pedazos de Historia que nos permiten comprendernos mejor a nosotros mismos. Lo hace con precisión divulgativa y lenguaje coloquial, con ese sentido del humor que nunca le abandona y que hace que podamos sobrevivir a los dramas de la existencia y de la estupidez humana. Con guante suave, pero soltando la mano del revés, "El poder de las preguntas" está cargado de intención social, a veces patente desde la primera frase o desde la propia pregunta, a veces en el giro sorprendente de un final, otras leyendo entre líneas. Agudo como el picotazo de una avispa muerta, como las que tantas veces picaron a Walter Brennan, este libro se lee de la misma manera que se bebe un buen whisky, saboreándolo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)