Libros para el camino
Este lugar tiene que ver con la música, y con lo que nos conmueve de la música.
Mis años rockeros
Ma Rainey. 1923-1928
Peter Gabriel. Un explorador musical y su tiempo.
Slow Train Coming. Bob Dylan y la cruz de Jesús.
Rumours. La tormenta emocional de Fleetwood Mac.
Este es un libro que enseña por qué un lote de canciones puede alcanzar la perfección, cruzar décadas y perpetuarse en el tiempo. Nos habla de una banda de blues en busca de su identidad, zarandeada por los conflictos y las deserciones, que acaba por reinventarse con lujosas sonoridades pop. El camino lo hacen al revés, desde la Inglaterra de los años 60 y el árbol de generoso follaje que fue John Mayall, explorando los recovecos del blues, hasta la América de los 70 en la que se dan de bruces con el mainstream. En esa travesía quedan atrás discos exquisitos y músicos desquiciadamente fantásticos, relaciones personales difíciles y fracasos. En Inglaterra ya no son nadie, pero en América les siguen queriendo. Y de repente el estallido, música colorista para un disco eterno con portada austera, fotografiada en blanco y negro. Un disco que suena amable y entusiasta, con melodías alegres y ritmo contagioso. Un disco en el que las letras hablan de desamor y ruptura, de infidelidades, rencor y reproches, en el que los músicos vacían en las canciones sus sentimientos y su dolor. Un disco en el que las canciones hablan de ellos mismos. Un contrasentido. Cómo pudo surgir algo semejante y culminar de ese modo lo explica muy bien Xavier Valiño, que retrata con palabra fácil las tensiones entre los miembros de la banda, y el momento excepcionalmente creativo al que no renuncian, aunque tengan que verse las caras cada día. Valiño habla de "Rumours" y del difícil trayecto que llevó a él, una búsqueda musical que duró años, resuelta en gran medida por el azar un día en que Mick Fleetwood salió a hacer la compra. Era necesario que todo lo que le precede se nos contara, porque el disco no nace de la nada sino de ese largo proceso, de un horizonte siempre borroso que al final se despeja. Valiño construye un relato preciso y nos lleva de la mano por las vidas de sus protagonistas, nos adentra en las canciones y discretamente se retira y nos deja con ellas, el legado de tres hombres y dos mujeres al que ningún algoritmo puede aspirar.
The Velvet Underground, etc
Sobras Completas. Flaco Barral.
Conversaciones con Teddy Bautista
Para los que ya tenemos una
cierta edad, Teddy Bautista fue alguien que aparecía y desaparecía puntualmente
de la escena. En mi niñez él era a Los Canarios lo que Mike Kennedy a Los
Bravos, y cantaba en inglés canciones que no entendíamos pero que no
parábamos de cantar, a nuestra manera. Después nos enteramos de que Canarios –
entonces se llamaban ya así – tenían un disco muy raro, con música electrónica y
préstamos de Vivaldi. Siendo nosotros adolescentes Bautista era Judas en
Jesucristo Superstar, un galimatías. Y andaba entre amigos con Aute en el
famoso disco doble. Finalmente, cuando nos salieron las primeras canas, Eduardo
Bautista fue el villano nacional, reo del delito de impedir que todo fuera
gratis. Esos episodios inconexos de nuestra memoria forman parte de la
trayectoria de un personaje singular, y Luis Lapuente, con su habilidad para
ponerse a la escucha y juntar las piezas que dan sentido a una historia, nos
lleva a descubrir la importancia de Teddy Bautista en la escena española, desde
su papel decisivo en la importación del soul a mediados de los años sesenta, su
inquietud por los avances tecnológicos incorporados a la música, su olfato para
subirse al barco de legendarias producciones musicales foráneas como The Rocky
Horror Show o Jesus Christ Superstar, hasta su empeño en modernizar la sociedad
de autores y defender el derecho de los artistas a percibir los frutos de sus
obras. El formato de preguntas y respuestas es una excusa para dejar que
Bautista entre en una narración en primera persona, tal es así que parece que
estemos viajando con él en el tiempo a su casa de Las Palmas de Gran Canaria, o
que en su estudio nos movamos entre sus exclusivísimos sintetizadores. El libro
dedica un espacio necesario a restaurar la imagen dañada de Teddy
Bautista, ese hombre culto y sensible, pasional, avanzado a su tiempo, que vivió la sombra de la cárcel y el desprestigio público, a merced de fuerzas poderosas
contra las que es difícil salir ileso. Lapuente le brinda generosamente las
páginas de su libro, porque nadie más lo hizo cuando tocaba hacerlo.