66 rpm edicions, 2016. 131 págs.
Esto que narra las experiencias del autor sobre
su actividad como promotor de conciertos, no es un libro, por mucho que Alfred
Crespo lo pretenda. Esto es pura narrativa oral, de la que nace frente a unas
cervezas una tarde, o unas copas una noche, o un arroz en un chiringuito, o lo
que se quiera: esto es lo que le ha contado "Coco" Crespo a sus
amigos recordando anécdotas de esa época de su vida, cuando se metió en el lío
de organizar "bolos" de la gente que le gustaba. Porque se trataba de
eso, como muy bien dice él, de traerse gente interesante que de otro modo no
pasaría por la ciudad y de hacerlo sin perder dinero. Lo cuenta con gracia,
entre risas, ésas que se nos escapan al leerlo y que seguro que se le escapaban
también a él y a quienes le escuchaban todas esas veces que ha contado esas
aventuras que recoge "No hay entradas". Son historias de la
trastienda, entendida en un sentido muy amplio que incluye los contactos, los
preparativos, el backstage y la ronda nocturna post-concierto. Historias con
sabor barcelonés, porque Crespo y sus amigos / socios se limitaban al ámbito
local, a esa ciudad en la que dice que llenar una sala y colgar el cartel de
"no hay entradas" es una quimera, y en la que llegaron a organizar
conciertos memorables y otros no tanto. Pero cualquier cosa de las que cuenta
tiene miga, más allá del puro cotilleo, porque estamos hablando de artistas que
en muchos casos hasta es posible que no conozcas y sin embargo configuran una
galería de personajes colorida y muy interesante. Incluso, como promotor / fan,
aprovecha para recomendarte discos de toda esa gente que pasa por allí. Un
libro divertido y lleno de humanidad, del que el capítulo dedicado a los
Diamond Dogs y a The Dexateens es un buen ejemplo de sus cualidades.