CIEN AÑOS EN LA CARRETERA. HOMENAJE A JACK KEROUAC. Miguel López.
Allanamiento de mirada. 2022. 148 págs.
Miguel López es un maestro de la prosa corta, un escritor que en el espacio mínimo toma para sí la palabra y después de rozarla la suelta y sin mirarla la deja caer en el lugar exacto en la frase. Leerle es no leerle, leerle es hacer tuyo el relato como si no pudiera haber otro distinto, como si ese y solo ese fuera el modo en que la historia debía ser contada. Parte este homenaje a Kerouac de un breve artículo ya compilado en el excelente libro de López "El poder de las preguntas" (Sílex, 2020 -ver en este blog) y a partir de él en solo cien páginas nos entrega un documento en el que el escritor norteamericano y el tiempo en que vivió pasan velozmente, página tras página, destilando la esencia de aquellos años transformadores de manera admirable. Miguel López, consciente de que no puede acotar a Kerouac su acercamiento sino que este supone una mirada a la generación beat, colegas todos ellos de andanzas fuera y dentro de los libros, trae a escena a Ginsberg y a Burroughs, a McClure y a Ferlinghetti, a Corso, para pintar un fresco que tiene los colores del bop de Charlie Parker, Dizzy Gillespie, Max Roach, Thelonius Monk. Nos deja ante la tumba de Kerouac escuchando esa música y entonces, ampliando el horizonte hasta nosotros mismos, nos lleva a la influencia de Kerouac en Bob Dylan, en Patti Smith, David Bowie, Jim Morrison, Jerry García, Janis Joplin, Tom Waits, Van Morrison. De estos dos últimos Miguel López sabe mucho, y así lo atestiguan sus imprescindibles libros sobre ellos ("El aullido de la noche" y "Viaje a Caledonia"), pero de todos los citados nos muestra las huellas visibles de la escritura y el modo de vivir beat, especialmente el fogonazo de "En el camino". Acaba el libro -que empieza con prólogo de Jesús Ordovás- con un ramillete de firmas invitadas que en rápidas pinceladas desentrañan el significado de la obra de Kerouac en sus vidas, visiones personales que alejan definitivamente de lo académico "100 años en la carretera". Lo bueno si breve dos veces bueno, y si bueno dos veces breve: antes de darnos cuenta el libro ha terminado y estamos escuchando el disco con la música de Flaco Barral, un homenaje paralelo y complementario con sabor a frontera geográfica y temporal.